El ahora Delegado del Estado en la Zona Franca de Vigo, Regades, David, ha tenido a bien incluir en las redes sociales, cosa que le agradec...
El ahora Delegado del Estado en la Zona Franca de Vigo, Regades, David, ha tenido a bien incluir en las redes sociales, cosa que le agradecemos, una foto de Francisco Santomé, socialista histórico, buen concejal de Cultura que fue en un tiempo no fácil en el Concello de Vigo y... ahora que está desde hace algún tiempo jubilado, dedicado a la que nunca dejó de ser una de sus pasiones : la pintura, donde, por lo que se viene observando, cada vez lo hace mejor, con cuadros de notable interés y exposiciones que se vienen sucediendo una tras otra.
En la foto, además del difusor de la misma, Regades, aparece con Paco Santomé el igualmente inolvidable Carlitos Núñez, un comunista de los que valían la pena -que dijo de el un analista de aquel tiempo-. Carlos -para nosotros siempre cariñosamente Carlitos- que desempeñó -como Santomé- brillantemente en aquellos primeros tiempos de las corporaciones municipales en esta etapa democrática. Núñez fue un avanzado en su tiempo, un magnífico concejal de Tráfico y Seguridad.
Santomé y Núñez, congratulándonos que se hallen bien de salud y ánimo -por lo que se observa-, son reflejo y buen ejemplo de políticos de aquellos tiempos tras la Dictadura, en donde las Corporaciones locales tenían gente de auténtico peso y notable valía; movidos por sus ideas y, sin embargo, poco o nada sectarios (¡qué diferencia con el panorama actual!).
Paco Santomé y Carlitos Núñez forman parte de aquel valioso elenco de políticos vigueses de entonces, un colectivo que presenta ya -por razones de edad y enfermedad que les llevaron a decirnos adiós- notables bajas, personajes también de gran valía antaño y que ya no son de este Mundo.
Muy de agradecer al siempre sonriente Regades, David, que se haya tomado la molestia de colocar en las redes sociales esta imagen actual de Santomé y Núñez, Núñez y Santomé, que nos traen el recuerdo de aquellas corporaciones democráticas, primeras que -tras el adiós de la oprobiosa- Vigo tuvo.