Es sábado, de mañana gris. Con todo, se aguanta. La gente va y viene. Es Pontevedra, la del río Lérez, al que el inolvidable John Balan lla...
Es sábado, de mañana gris. Con todo, se aguanta. La gente va y viene. Es Pontevedra, la del río Lérez, al que el inolvidable John Balan llamaba "el Támesis". Y es que, salvando las distancias, si le echas un poco de imaginación, hasta puedes soñar con eso, como Balan soñaba con New York habitualmente.
Es sábado, de mañana gris, de cielos que no ayudan para hacer fotos. Pero lo que cuenta hoy es el testimonio, de docenas y docenas de deportistas, más o menos jóvenes, embarcados en piraguas y canoas, entrenando, subiendo y bajando el trayecto fluvial entre el Club Naval y Monteporreiro.
Ellos sobre el río, nosotros sobre el pavimento enlosetado por el poder de Lores y allegados, el mismo que hizo la chapuza de la barandilla metálica en el puente histórico del Burgo, o aquel adefesio de escaleras cementeras hacia el río, al lado de la gasolinera... pero de ello ya hablaremos en pieza aparte, otro día, que tiene tela el asunto.
Es sábado, Pontevedra se despereza a media mañana. Es hora de paseo para algunos, alrededor del río. De mercadillo semanal, sabatino, para no pocos(as), también al lado del río, donde el recinto ferial. Y es día que hay que aprovechar para entrenar a tope sobre las aguas de un río, el Lérez que, se nota, baja con menos caudal del habitual porque de la sequía aún no se ha repuesto... Pero si Dios quiere, pronto lo hará.
REPORTAJE gráfico de ARAÚJO MACEIRA