Mis nietos, Paula y Guille, disfrutan mucho de las calmosas aguas de Arousa. Siempre me arrastran desde la arena de la playa hasta esas pequ...
Mis nietos, Paula y Guille, disfrutan mucho de las calmosas aguas de Arousa. Siempre me arrastran desde la arena de la playa hasta esas pequeñas esculturas marítimas que ellos convierten en islas del tesoro, muy próximas con marea baja. A mí me parece que este es el espacio perfecto para gozar de la familia porque todo cuanto aquí existe, hasta las pequeñas cosas, te envuelven en un paisaje grandioso.
Mientras las olas primaverales solo se atreven a besar la arena, inicio esta vez mi paseo de salud por el sendero que, pegado a las playas, conduce a Punta Carreirón, espacio protegido que forma parte del triángulo intermareal A Illa-Umia- O Grove.
Estos lugares son punto de encuentro de aves viajeras y los humanos ojos buscan conciliar esa luz contraria que proporciona a estos entornos impresionantes matices, al mismo tiempo que, caminando despacio, escuchas las dulces voces del mar. Cada encuadre es una postal en la que tú te insertas para recomponer el cuerpo y el espíritu.
Déjame que te cuente. El Parque Natural de Punta Carreirón, protegido por la Unión Europea, es un ecosistema único que posee todo lo que deseas: playas con dunas, marismas, matos, la sombra de los pinos y un mundo submarino para bucear que no escapa al interés de los aficionados.
Si quieres admirar todo el conjunto tendrás que olvidarte del coche y caminar hasta la punta, atravesando la zona de especial protección para las aves y toda la reserva. Lo más aconsejable es que comiences el trayecto en la Playa del Bao, desde el puente que une a la Illa con Vilanova.
La primavera trae a este lugar alguna dorna pulpeira, el verano a los bañistas, el otoño la típica estampa del marisqueo y en invierno llegan los pilros, el ánade real o la serreta. Todo lo que la vista alcanza desde el puente es el extremo sur de la Illa, un lugar en el que el hombre presume de su respeto por la naturaleza.
Te llamará la atención, si vuelas sobre estos espacios, el hecho de que toda la isla tenga forma de siete y lo mismo Punta Carreirón. Dicen los especialistas que esta forma peculiar es obra de los vientos marinos, los del sur y los del norte que son los predominantes. Puede que ellos tengan algo que ver con las corrientes de indescifrables misterios que logran una temperatura del agua que ya en primavera invita al baño.
En Punta Carreirón las playas son de arena blanca y brillante, acariciadas por un agua clara de mar, de un azul intenso que solo lo ves aquí. Aunque también te salen al paso tantos colores como plantas silvestres habitan este espacio: rosa, púrpura, lila… La culpa la tiene la uña, el brezo o los rosales nacidos a su capricho.
No resistirás la tentación de conocer en el centro urbano de esta Illa de Arousa, sus cuatro puertos, visitar la lonja y Os Cons; y comerte un buen pulpo, especialidad de todas las casas abiertas para dar de comer al hambriento.
El mar es la principal fuente de ingresos. Unos barcos van al mejillón y otros al marisqueo. 550 en total, y 412 bateas, que recogen 31.500 toneladas de mejillón al año. Posee la isla cuatro puertos, uno deportivo. El más importante es el muelle de Xufre, pero el más pintoresco es el Antiguo.
A primera hora de la tarde podrás entrar en la lonja que más camarón descarga de toda Galicia, 24.000 kilos anuales. Te fascinará la subasta, es todo un ritual.
Marcada está la Ruta dos Cons que visita las piedras más interesantes que hay en la isla. Tienen dos o tres piés. La más famosa es la de “o Fuciño do Porco” y algunas han sido formateadas por el escultor Camilo Otero, de la escuela de Asorey.
También te aconsejo que no te vayas de A Illa sin conocer la Playa de Area Secada, otro conjunto natural increíble al que se accede por un paseo de madera. También aquí como en Punta Carreirón hallarás dunas, una playa muy hermosa, acantilados pintorescos, y el faro do Cabalo, que encendió su luz por primera vez en 1853.
Y te pido que, cuando vayas a la Illa para conocer el paraíso de Punta Carreirón, tampoco te pierdas ese momento en el que la última postal del día derrota toda transparencia en el azul del agua entre bateas. Contempla la vida, tumbado sobre la arena, mientras el último sol de la tarde te dice adiós. Es realmente el momento más hermoso porque disfrutarás del oro intenso de la ría. Da igual en la cala pequeña, en la playa soñada o en el quebrado territorio de rocas que evitan los barcos.