www.rbtribuna.com - RBTRIBUNA + Texto : Alfredo COSTAS VILLAR + Fotos : A. R. ---------- C reo que nunca me hizo tanta ilusión escribir...
Creo que nunca me hizo tanta ilusión escribir un artículo. Llevaba tiempo queriendo hacerlo presente y contar lo considero necesario. Pablo Castro Chapela es -sin duda- mi jugador favorito en el deporte del Balonmano. Desde sus inicios por el Balonmano Cangas y hasta ahora en el Atlético Novás. Con este escrito pretendo dar a conocer a un profesional del Balonmano que no está bajo el gran foco, como si lo están otros grandes ilustres como los jugadores de la selección, por ejemplo. Con todo mi respeto y cariño hago presente este artículo sabiendo que el estará muy orgulloso de leerlo y experimentar las lógicas emociones que entiendo podrá suscitarle.
Para empezar, Pablo Castro nace en el año 1996, en Cangas do Morrazo. De su etapa educativa tengo los primeros recuerdos, en el colegio de San Roque. El era un chico fortachón y con un cuerpo muy desarrollado, para nada obeso ni con sobrepeso, era el, auténtico y para mi una fisonomía muy especial ya que había pocas personas con esas características en aquel entonces.
Durante un corto tiempo, a Pablo le perdí un poco la pista, hasta que llega el momento de dar su salto a la Liga Asobal, esa liga tan especial donde el Balonmano Cangas sigue haciendo historia año tras año. El debut de Pablo se produce cuando yo tengo a lo mejor 14-15 años : el era un chico de apenas unos 19 años, que debuta en el primer equipo asentándose como una pieza defensiva sensacional, ayudando al cuadro cangués en lograr esas agónicas permanencias en la categoría, lo que para un chico y seguidor como yo fueron un acontecimiento inolvidable y profundamente emotivo siempre.
La decisión del año de la pandemia era... que saliese cedido al Ibiza, una decisión dura e inentendible ya que en principio se trataba de una cesión, o eso nos había hecho entender el club. No fue ni mucho menos una cesión, ya que a día de hoy, tres años después, nunca ha vuelto a pisar O Gatañal. El club se puso en plan limpieza de su gente y a dejar al equipo huérfano de la gente del propio lugar, Cangas, algo inexplicable en una entidad que siempre presume de ser un gran ejemplo para los chicos de la casa. Pablo jamás ha vuelto a O Gatañal; la promesa del club fue una tomadura de pelo absoluta y esa evolución que Pablo sí mostraba... no la vieron y ficharon en su lugar a otros que no solo no dieron el nivel, sino que luego los tuvieron que mandar por la puerta de atrás.
Pero bueno... de decisiones extra-deportivas prefiero no hablar, ya que todo el cariño que tuve al club de Cangas, todo el disfrute y el amor que me habían transmitido se disipó el año pasado cuando el último jugador cangués que quedaba se fue... porque no le renovaron. Algo que me parece intolerable como aficionado del Balonmán Cangas, por la ruptura con los símbolos propios de identidad que el club siempre tuvo y -tristemente- ha ido perdiendo.....
Pablo se encuentra hoy en día jugando en O Rosal, en el Novás, un club que le ha aportado la confianza necesaria para seguir creciendo, algo que podéis comprobar si veis alguno de sus partidos; ha mejorado sus prestaciones, ha mejorado en calidad de minutos, y sobre todo en la siempre difícil posición de pivote.
Para terminar estos apuntes, desearía decirte, querido Pablo, que tienes todo mi afecto, que para mi como aficionado has sido y eres esencial. Aprendí muchas cosas de tu esfuerzo constante, de tu compromiso permanente... contigo mi vida dio un giro en el Balonmano y en la realidad. Gracias por haber sido un referente para aquella generación que tu entrenaste : Eloi, Xabi, Pedro... aquel gran equipo que muchos siempre agradecerán que tu hayas sido el entrenador de su vida.