Cangas, desde Vigo, un sábado, bajo los efectos del "Hipólito" Hablemos hoy de los recuerdos maravillosos de la etapa educativa.
Cangas, desde Vigo, un sábado, bajo los efectos del "Hipólito" |
Agradezco a Eugenio Eiroa el altavoz que aquí me da, para poder compartir experiencias, intentando crear cosas positivas, en un tiempo de medios de comunicación con muchos de ellos cada vez más manipulados y negativos que más que contar algo valioso, lo que crean es sensación de inseguridad en quien los lee.
Este artículo no deja de ser un modo de agradecer a todas y cada una de las personas que pasaron por mi vida, en la etapa educativa, recordarles y con ellas, esos momentos que viví tan mágicos y que me llenan de satisfacción cada vez que los recuerdo.
Mi etapa educativa arranca en el Compañía de María, un colegio del que me fui cuando apenas tenía 6 años. Recuerdo de aquellos grandes momentos, haber coincidido con los que luego serían unas estrellas del piragüismo y la canoa como vinieron a ser Pablo Graña y David Barreiro.
Mi etapa educativa arranca en el Compañía de María, un colegio del que me fui cuando apenas tenía 6 años. Recuerdo de aquellos grandes momentos, haber coincidido con los que luego serían unas estrellas del piragüismo y la canoa como vinieron a ser Pablo Graña y David Barreiro.
De David tengo grandes recuerdos porque compartí clase con él; me acuerdo de Adrían, de Agustín Gil, personas con las que también coincidí años más tarde y siempre les he guardado mucho cariño. En el caso de Agustín, a día de hoy conservo amistad con él; fuimos unos compañeros un tanto especiales, nos tenían como apartados porque éramos los que más dificultades teníamos a la hora de resolver materias o ejercicios.
Tras este breve paso por el Compañía de María recalé en el CEIP San Roque, de Darbo. Un colegio en el que estuve 5 años y repetí un curso. No fue -sin duda- lo peor , teniendo en cuenta todo lo bueno que también pasó; no se pueden resumir 5 años en una repetición, ya que con el tiempo comprendes que es lo mejor que te puede ocurrir ante las dificultades que se presentan.
Tras este breve paso por el Compañía de María recalé en el CEIP San Roque, de Darbo. Un colegio en el que estuve 5 años y repetí un curso. No fue -sin duda- lo peor , teniendo en cuenta todo lo bueno que también pasó; no se pueden resumir 5 años en una repetición, ya que con el tiempo comprendes que es lo mejor que te puede ocurrir ante las dificultades que se presentan.
En estos cursos coincidí con la magnifica "generación del 99" (año 1999), un grupo de chavales plagado de personas excepcionales como David Vidal, Manuel García, Joseph Gregory, Marcos Vallejo, Pablo Rouco, Pablo Piñeiro, André... podría mencionar a muchos, sin duda, pero en estos momentos en los que me encuentro escribiendo me cuesta bastante recordar a todos.
En especial lo bonito que tuvo esa "generación" fue encontrarte con personas como David o André con los que puedes quedar 10 años después y sigues viéndolos como grandes referencias porque te han enseñado cosas maravillosas, que llevas contigo -casi sin darte cuenta- aplicándolas en tu día a día.
Me encantaría ser agradecido, sobre todo con David, alguien al que admiro a día de hoy, que siempre es un maestro y me enseña que, a pesar de todas las dificultades que el tuvo siempre, lucha por seguir adelante; todo un ejemplo de sacrificio y esfuerzo, al que -desde luego- no hay mejor manera de verlo que no sea desde la admiración.
Siguiendo con el paso por San Roque, coincidí también con la "generación del 2000", otra "generación" espectacular, con la que tuve la suerte de estar 4 años con muchos de ellos. Ahí empezaron los primeros sentimientos amorosos; todos te preguntaban sobre quien te gusta o quien no te gusta; supongo que muchos de mis compañeros empezaron a estar colados por algunas de ellas; el caso es que.... claro, con 10 años, ¡quien se pone a pensar en quien le gusta o quien no!.
Siguiendo con el paso por San Roque, coincidí también con la "generación del 2000", otra "generación" espectacular, con la que tuve la suerte de estar 4 años con muchos de ellos. Ahí empezaron los primeros sentimientos amorosos; todos te preguntaban sobre quien te gusta o quien no te gusta; supongo que muchos de mis compañeros empezaron a estar colados por algunas de ellas; el caso es que.... claro, con 10 años, ¡quien se pone a pensar en quien le gusta o quien no!.
Yo aquí también me encontré con grandes personas, como Oscar, Alejandro Mariño, Teresa Villamor, Andrea Vázquez, Andrea Regueiro, todas esas personas que hacían la vida diaria mucho más fácil y que les tengo que agradecer que, a día de hoy, sigan saludándome por la calle con el mismo cariño que les tengo yo desde los recuerdos de todos aquellos años en los que vivimos momentos mágicos.
Mi paso por el colegio de San Roque no podría ser tan bueno sin los profesores que conformaron aquel equipo que me ayudó a mejorar, Fina, Margarita, Isabel, Luis Lagoa, de todos ellos solo puedo tener palabras de elogios y gratitud. Hacían las clases muy amenas y sencillas, aportándonos siempre valores que poner en práctica y haciendo que nuestro paso por la educación primaria fuese mucho más sencillo.
De San Roque me acuerdo mucho de Charo, una profesora que me ayudó mucho con mi patología, tanto a mi como a un chico maravilloso que fue uno de los mejores amigos que tuve -y tendré- en mi vida seguramente, llamado Andi Guitian. Hoy me llena de nostalgia recordar aquellas clases donde nos pasábamos de la raya... pidiéndole a la profe Charo el chocolate; teníamos que llevar un euro porque ella llegó un momento en que se cansó de invitarnos. La pasión con que yo recuerdo aquellas clases es increíble, pero sobre todo la de compartir tantos momentos con estos dos seres humanos a los que adoro y siempre recordaré, sobre todo a Andi, mi hermano, mi compañero y amigo al que siempre estaré eternamente agradecido; a el y a su madre, un abrazo y un beso muy grande; querido compañero te llevo siempre en el corazón.
San Roque fue un tesoro que yo tenía y tengo dentro de mi; lo guardé en esa imaginaria cápsula del tiempo y a pesar de haber pasado más de 10 años desde que allí terminé una etapa, siempre he tenido presente que sin este momento y estos instantes yo no sería hoy el Alfredo Costas como lo conoce la gente.
Y ahora llega quizás el momento que más difícil es de contar, ¿cómo es posible que en 5 años ames tanto algo como para a día de hoy echarlo tanto de menos?. Pues eso es lo que me pasó en el IES Monte Carrasco, ese espacio educativo situado en una parcela del monte cangués, donde tantas personas han pasado y crecido en su vida.
Yo creo que cuando a veces nos dicen que hay cosas que cambian tu vida irremediablemente, este lugar es uno de ellos. Mi paso por este lugar está lleno de altibajos, lloros, experiencias malas, pero luego, en la mayoría, aprendizaje y maravilla. Llegué allí en el año 2012 y terminé en el año 2017. 5 años de magnífica superación y desarrollo personal.
En el primer curso (1º de la ESO) el paso de primaria a secundaria era muy notorio, la diferencia de nivel y contenidos era y es a día de hoy muy evidente. Hay mucha diferencia, en que las horas eran muchas más, cada profesor para una asignatura distinta.
Mi paso por el colegio de San Roque no podría ser tan bueno sin los profesores que conformaron aquel equipo que me ayudó a mejorar, Fina, Margarita, Isabel, Luis Lagoa, de todos ellos solo puedo tener palabras de elogios y gratitud. Hacían las clases muy amenas y sencillas, aportándonos siempre valores que poner en práctica y haciendo que nuestro paso por la educación primaria fuese mucho más sencillo.
De San Roque me acuerdo mucho de Charo, una profesora que me ayudó mucho con mi patología, tanto a mi como a un chico maravilloso que fue uno de los mejores amigos que tuve -y tendré- en mi vida seguramente, llamado Andi Guitian. Hoy me llena de nostalgia recordar aquellas clases donde nos pasábamos de la raya... pidiéndole a la profe Charo el chocolate; teníamos que llevar un euro porque ella llegó un momento en que se cansó de invitarnos. La pasión con que yo recuerdo aquellas clases es increíble, pero sobre todo la de compartir tantos momentos con estos dos seres humanos a los que adoro y siempre recordaré, sobre todo a Andi, mi hermano, mi compañero y amigo al que siempre estaré eternamente agradecido; a el y a su madre, un abrazo y un beso muy grande; querido compañero te llevo siempre en el corazón.
San Roque fue un tesoro que yo tenía y tengo dentro de mi; lo guardé en esa imaginaria cápsula del tiempo y a pesar de haber pasado más de 10 años desde que allí terminé una etapa, siempre he tenido presente que sin este momento y estos instantes yo no sería hoy el Alfredo Costas como lo conoce la gente.
Y ahora llega quizás el momento que más difícil es de contar, ¿cómo es posible que en 5 años ames tanto algo como para a día de hoy echarlo tanto de menos?. Pues eso es lo que me pasó en el IES Monte Carrasco, ese espacio educativo situado en una parcela del monte cangués, donde tantas personas han pasado y crecido en su vida.
Yo creo que cuando a veces nos dicen que hay cosas que cambian tu vida irremediablemente, este lugar es uno de ellos. Mi paso por este lugar está lleno de altibajos, lloros, experiencias malas, pero luego, en la mayoría, aprendizaje y maravilla. Llegué allí en el año 2012 y terminé en el año 2017. 5 años de magnífica superación y desarrollo personal.
En el primer curso (1º de la ESO) el paso de primaria a secundaria era muy notorio, la diferencia de nivel y contenidos era y es a día de hoy muy evidente. Hay mucha diferencia, en que las horas eran muchas más, cada profesor para una asignatura distinta.
Mi primer año fue complicado, me costaba mucho entender las materias, sufrí mucho Bullying, y eso no ayudó desde luego a hacer el camino más sencillo; al contrario, lo hizo más pesado y complicado. Sufrí mucho con ese tema que yo creo que a día de hoy aún me deja ese recuerdo amargo de no entender el por qué; si yo ayudaba a la gente... la gente veía en mi algo que no le parecía normal.
Ese primer año tuve sin duda la mejor tutora de mi paso por el instituto, Carmen Amado, la madre de una compañera con la que compartí clase años después llamada Marta Camaño, y que aprecio con toda mi estima. Carmen es la vida en si misma, la vida en forma de ser humano maravilloso que hay dentro de cada palabra que ella dice, cada gesto tan sencillo y simple con que se manifiesta; Carmen me transmitió paz y calma, me animó a seguir cuando repetí, y solo quiero que sepa que fue sin duda la mejor profesora y al tiempo amiga que se puede tener. Una admiración que yo sé que ella transmite hacia mi y yo le estaré eternamente agradecido, le mando un fuerte abrazo a ella y a su compañero de vida Carlos, a quien también quiero con todo mi corazón.
En la repetición del curso, otra vez primero de la ESO, el profesor y tutor sería el gran Pedro Vicente, amigo, fiel seguidor del Pontevedra CF, y por supuesto gran futbolero. Una persona con la que tuve una conexión, de lo más especial, ya no solo porque nos ponía las pilas en educación física cuando no nos poníamos firmes, sino por todos los grandes ratos que he vivido al lado de este enorme caballero. Pedro ha sido para mi otro padre en la vida, por todos los consejos y abrazos que recibí durante tanto tiempo por su parte; a día de hoy mantengo un contacto magnifico con el y sobre todo la sensación de aprecio muy especial hacia el, te quiero maestro y que sepas que siempre serás para mi una de las personas mas especiales.
En segundo de la ESO llegó el mejor Alfredo, crecimiento personal en esa etapa tan complicada que es la adolescencia, y sobre todo lucha diaria a pesar de que estudiar me gustaba bien poco. Aprobé todo y me di cuenta de que podía llegar al final del camino dos años después. Debo agradecer en este año a mi tutora Belén todo el apoyo recibido y el cariño que tenía hacia mí, una profesora respetuosa y directa.
En tercero nos habían comentado que sería el curso con las mayores dificultades, y vaya si lo fue; ya no tanto por el curso en si, sino por los acontecimientos. Ya este año me cambiaron de clase, fue el primer año donde me di cuenta de que la Política me daría asco.
En la repetición del curso, otra vez primero de la ESO, el profesor y tutor sería el gran Pedro Vicente, amigo, fiel seguidor del Pontevedra CF, y por supuesto gran futbolero. Una persona con la que tuve una conexión, de lo más especial, ya no solo porque nos ponía las pilas en educación física cuando no nos poníamos firmes, sino por todos los grandes ratos que he vivido al lado de este enorme caballero. Pedro ha sido para mi otro padre en la vida, por todos los consejos y abrazos que recibí durante tanto tiempo por su parte; a día de hoy mantengo un contacto magnifico con el y sobre todo la sensación de aprecio muy especial hacia el, te quiero maestro y que sepas que siempre serás para mi una de las personas mas especiales.
En segundo de la ESO llegó el mejor Alfredo, crecimiento personal en esa etapa tan complicada que es la adolescencia, y sobre todo lucha diaria a pesar de que estudiar me gustaba bien poco. Aprobé todo y me di cuenta de que podía llegar al final del camino dos años después. Debo agradecer en este año a mi tutora Belén todo el apoyo recibido y el cariño que tenía hacia mí, una profesora respetuosa y directa.
En tercero nos habían comentado que sería el curso con las mayores dificultades, y vaya si lo fue; ya no tanto por el curso en si, sino por los acontecimientos. Ya este año me cambiaron de clase, fue el primer año donde me di cuenta de que la Política me daría asco.
Nosotros fuimos los que estrenamos la ley Wert, la dichosa LOMCE ("Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa"), una ley que lejos de ser una chapuza era lamentable a nivel contenido. Pero claro, los profesores no tenían libertad para hacer las cosas a su manera, y se basaban en el curriculum, y eso fue algo que yo siempre eché en falta : darles más libertad a los profesores que seguro hubiera sido lo mejor para todos sus alumnos. Fue un año complicado ya que llegué al final de curso con mucho suspenso y tocaba ir a septiembre a recuperar. En este año mi tutor fue Lisardo Rey, un gran tipo que era un ejemplo de superación para todos, por su manera de ser fuera de clase. Hombre paciente, pues clase con los compañeros le poníamos las cosas difíciles hablando muchas veces sin parar. Guardo un gran recuerdo de esta persona por todos los buenos consejos y aprendizajes que de el me llevé.
En este curso todo lo trastocó el fallecimiento de nuestro compañero Pablo Iglesias, una persona con la que yo compartí parada de bus y al que le dediqué aquella frase en la canción de fin de curso del año 2017, en último año de instituto, tratando de estimularle : “La victoria esta cerca Pablo, pronto ganarás”; o aquella canción con la música de Imagine : “siempre serás mi amigo, siempre estarás en mi...". Pablo fue ese momento, ese instante amargo que nos dejó la secundaria y que marcó un antes y un después en esta etapa. Me gustaría honrar su figura y su persona una vez más reivindicando que la vida por muy injusta que fuera en ese momento, nos dejó un valioso compañero que por siempre recordaremos.
En cuarto de la ESO fue una auténtica maratón; en este curso repetí como tutora a Belén, y fue un curso donde éramos menos en clase, debido a que a cada uno la ley lomce le obligaba a tener que elegir un camino u otro. Saqué la ESO, cumplí el objetivo que tenía años atrás y lo logré después de mucho esfuerzo y sacrificio.
El Carrasco no sería el Carrasco sin esos profesores que me hicieron feliz y agradecido a ellos, Xaquín Pastoriza, un celtista que lleva con el... la afouteza y corazón en el día a día y que fue el mejor consejero y profesor de esta etapa, con mucha diferencia; amigo a día de hoy y fiel a sus principios. Pedro Vicente el alma de las buenas personas de este instituto; Sonia, Elena, Begoña, Lisardo, Ana Soliño. Las conserjes Conchi y Pilar. Silveria y el equipo de secretaría.
El paso por este lugar del Monte Carrasco, traspasó en mi fronteras, y desde luego vi mi vida pasar en esos 5 años con un sentimiento de gran afecto que acabé por experimentar por parte de los profesores, grata y muy especial sensación en la relación con los educadores.
Hay mucho que agradecer también a todos los compañeros que formaron parte de estas etapas antes relatadas. Y no es cosa de olvidar, en modo alguno, todo lo que crecimos juntos por ese objetivo de formarnos como personas; puedo dar fe de que hay muchas situaciones excepcionales que quedan para siempre en la "mochila" que uno lleva encima.
Me gustaría agradecer a Lois, Eloi, Deril, Brais Guardado, y también a esa "generación del 2001" que fue un gran descubrimiento; y aún así, dos años me supieron aún a poco para descubrir que hay personas que realmente traspasan también fronteras.
Gracias, en suma, finalmente, a todos los que me hacéis feliz al recordar estos momentos, y a los que a día de hoy siguen viendo en mi, al chico noble de Cangas que fue y sigue siendo fiel a sus principios y a sus vivencias.
En el corazón siguen estos tres lugares cangueses, estas tres etapas educativas, que siempre estarán en mi mente y en mi recuerdo por siempre.
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+ Texto : Alfredo COSTAS VILLAR
+ Fotos : D. R.
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