POR CUATRO GALLINAS Entre ambos tenían una “leiriña” y un gallinero con cuatro gallinas, pero se conoce que las propiedades no fueron sufici...
POR CUATRO GALLINAS
Entre ambos tenían una “leiriña” y un gallinero con cuatro gallinas, pero se conoce que las propiedades no fueron suficientes para mantener viva la llama del amor porque decidieron separarse. Ella se fue y él no podía vivir allí sin ella; así que leiriña y gallinero quedaron abandonados… hasta que a él se le ocurrió acudir a salvar a aquellas cuatro gallinas que estaban medio muertas de hambre.
¡Hay que ver cómo somos! Ella, aconsejada por algún chupatintas, denunció a su ex por el robo de las gallinas y el asunto terminó en la Audiencia Provincial.
El Tribunal absolvió al joven porque la denuncia no tenía sentido… y eran bienes comunes. Esto ocurrió en las inmediaciones de Pontevedra, capital culta y tranquila, romántica, para pasear… Eso sí, parece que hay muchos abogados con poco trabajo.
NIÑOS POR SENDEROS DE VIEJOS
Ayer tarde me he cruzado con un montón de niños por los senderos de viejos. Querían saludar al frío, como yo, pero no hablaban del tiempo. Traían con ellos conversaciones de veinteañeros, sus ejemplos. Sexo, drogas y rock and roll. Nada nuevo en el horizonte perdido.
Estos niños de Instituto han olvidado el norte porque tal vez nunca hubo una persona decente que se lo enseñase. Ni en las aulas, ni en su casa, ni en casa de sus abuelos. Unos por la LOMLOE, otros por las prisas y los demás por comodidad.
O no.
A lo peor es que, simplemente, ellos aprenden todo de sus ejemplos. Es posible que ellos mismos descubrieran demasiado deprisa esas historias que les parecen de adultos; puede incluso que lo hicieran de la mano de sus ídolos, prematuramente muertos con los ojos desorbitados. O tal vez todo es culpa de un pernicioso chateo… que no cesa ni en sueños.
El caso es que ahora se venden pocas muñecas para jugar a princesas y los niños persiguen el mar en un vaso lleno de vodka. Algo habremos hecho mal para que nuestro futuro generacional se ahogue bebiendo a morro por una botella, en una esquina del parque.
Con estas cosas que pasan, la muerte de una niña por coma etílico, hasta al viejo pruno de la alameda le salen espinas.
Xerardo Rodríguez